11/3/13

esa puta casa del árbol

Sólo a las niñas guapas y a los hermanos que se las presentaban. Atticus Kane no dejaba subir a nadie más a su casa del árbol. Nuestras hermanas no eran guapas, así que nosotros montamos una banda. Fue hace mucho. Ahora hay algún disco nuestro en cada hogar del Medio Oeste. Eso se acabó. Estoy de vuelta. Desde aquí puedo ver la casa. La puta casa del árbol. Ya no queda nadie que nos impida subir, pero soy un viejo inválido. Mis piernas no funcionan. Mis brazos todavía lo hacen. Tengo un hacha. Podría talar ese condenado roble cualquier día de estos. Aunque no pienso hacerlo. No. Jódete, Atticus. Dondequiera que estés.
 
(Escuchando: Indian Jewelry - The walk)

2 comentarios:

Sara Alvarez Pérez dijo...

Joder, estuve dándole vueltas a esa frase y no se me ocurría nada decente. A ver si la de esta semana me cuadra más. Voy a ver.

Unknown dijo...

Siempre nos quedan los cementerios de los elefantes a los cuales regresar.
Lo más duro de la vejez es que te expulsen los demás de tu plena calidad de humano.
Y es un error quedarse en los ayeres.