31/1/13

un suicida pertinaz

Raúl San Mateo, un tipo testarudo y consagrado por entero a su suicidio. Desde que era un muchacho (no sé, pongamos desde los diez años; puede que un poco antes), se dio cuenta de que el suicidio era lo mejor que la vida podía ofrecerle. Más una experiencia completa y trascendental que una manera de escapar de unos problemas que, en realidad, no tenía. Su existencia era confortable, pero un poco insulsa. El mundo está lleno de casos así. Comoquiera que San Mateo fuese creciendo y sus ideas afianzándose (la mayoría de la gente va desechando las pasiones de la niñez, pero en este caso no fue así), se decidió a poner en práctica, por fin, un suicidio en condiciones. Esto ya en la pubertad. La idea del seppuku le tentaba, pero resultaba un ejercicio demasiado aparatoso y le apenaba imaginarse a su madre limpiando el cuarto de baño después. Así que, aprovechando que era verano y hacía buen tiempo, pensó en meterse en una balsa que estaba cerca de su casa con los bolsillos llenos de piedras. A lo Virginia Woolf. Y eso fue lo que hizo. Pero cuando había pasado unos minutos sumergido, un pescador que andaba por la zona se tiró al agua y lo sacó a base de collejas. Que si chaval tú estás tonto, que te podías haber matado, que si de esto tienen que enterarse tus padres, etc. Así que Raúl volvió a casa más cabreado que abochornado y más mojado que las otras dos cosas juntas. Que ya es decir.

Por suerte sus padres no se enteraron. A esta primera tentativa siguieron otras muchas. Ahorcamiento, salto por el hueco de la escalera de su casa, detergente, fuego, paracetamol, cuchillas afiladas (la consecución de su objetivo se convirtió en algo más importante que los contratiempos que pudiera ocasionarle a su madre), monóxido de carbono, medianos depredadores, explosivos, veneno, armas de fuego, agentes radioactivos, comida basura, ahorcamiento con lastre en los pies, mezclas de varias de las prácticas anteriores con algún añadido y, bueno, muchas otras maniobras más o menos inéditas. Claro. Si lo intentaba de formas tan diversas y numerosas es porque ninguna de ellas terminaba de funcionar. Que esto creo que no hace falta ni que lo diga, pero por si acaso. Algún brazo roto, un pequeño arañazo y la consiguiente bronca de sus padres, no mucho más. Bah, pero llegó un momento en que dejó de preocuparse por sus padres y por todo en general. Su único propósito era levantarse por la mañana, desayunar algo que pudiera matarle y preparar el suicidio del mediodía. Así a diario. Pero, ay. Lo que Raúl San Mateo no sabía es que en su intento noventa y ocho había tenido éxito. Una sofisticada combinación de productos químicos, maquinaria agrícola y cables de alta tensión, le había mandado derechito al otro barrio. Mientras él, nada. Ni enterarse. Tal era su ofuscación. O sea, que llevaba ya un tiempo tratando de suicidar a un suicidado. Y todavía sigue, no os creáis.

(Escuchando: Depeche Mode - Heaven)

24/1/13

el sueño eterno

Mientras suelto las pastillas en las hierbas altas me convenzo de que no voy a volver a tomarlas. No me sientan bien. No me dejan ser yo mismo. Cuando me levanto al día siguiente, miro por la ventana y contemplo asombrado cómo han actuado sobre la vegetación. Ahora mi jardín va a ser la envidia del vecindario. Aparto la maleza y camino durante todo el día a través de flores desconocidas, bosques de baobabs y praderas infinitas. Exhausto, he encontrado cobijo en esta cueva formada al borde de un acantilado frente al océano. Aquí se está bien. Aquí no vais a poder encontrarme. Esta vez no.
 
(Escuchando: Joy Division - She's lost control)

11/1/13

mami cool

Hoy mamá va a probar con la pistola. Los cuchillos y la motosierra ya no le gustan. A estas alturas no sirve de nada ocultarlo: mamá mata gente. Sale a la calle y, si la cosa se da bien, alguien termina cayendo. No, por favor. No intentéis encontrar ningún antecedente escabroso en su biografía que explique este comportamiento. Porque no lo hay. Mamá es una persona normal. Mata gente, eso es todo. ¿Qué está bien y qué está mal? Matar está mal, pero que tu madre esté contenta está bien. Así que, ¿hasta qué punto es malo lo que hace, eh?
 
Este relato quedó finalista de la semana en el concurso Relatos en cadena del programa La Ventana, en la Cadena SER.
 
(Escuchando: The Hives - It won't be long)

6/1/13

os lo dije

Os dije
que si me empezaba a convertir
en el hombre que soy ahora
me avisarais.
Os dije
que si llegaba a ser uno de esos tíos de cuarenta y cinco años
(fans de Springsteen)
que salen los fines de semana
con vaqueros,
zapatos
y americana,
consiguieseis que entrara en razón.
Os dije
que si era el calvo barrigudo
que va a conciertos de jazz,
se emborracha
y baila
(con un encanto que cree tener y que nunca tuvo)
me encerraseis.
Os dije
que si intentaba acariciar los brazos de las veinteañeras
en el metro
y me iba de putas
(total para qué)
con más frecuencia de la que pisaba una librería,
avisarais a la policía que se encarga de la gente como yo.
Os lo dije tantas veces.
Os dije que si pasaba todo esto
me matarais.
Pero no lo hicisteis.
Por eso ahora os odio
más de lo que me odio a mí mismo.
Por haberme dejado terminar así
sin tratar de impedirlo.
No voy a perdonaros
en lo que me quede de vida.
No puedo hacerlo.
 
(Escuchando: Morrissey - Suedehead)

3/1/13

sin título 2

Hace un par de años te llamaban freak
y ahora resulta que eres un puñetero genio.
Y tú sabes que nunca has sido
ni una cosa
ni mucho menos la otra.
 
(Escuchando: Smashing Pumpkins - 33)