18/4/08

los auriculares (2ª parte)

De repente, descubres que si los desconectas un poco, si la clavija no entra hasta el fondo, recuperan su ser natural. Estás ilusionado, vuelves a encontrarte dentro de West Side Story… pero tú eres Robocop, porque a cada leve movimiento de cabeza, el cable se suelta. Es como si tu reproductor de mp3 fuera una bomba con sensor de movimiento. Tienes que ir con un cuidado extremo. Los heavys lo pasan mal con esto de no poder agitar la cabeza. Recuerdo que cuando iba al colegio, solíamos esconder los auriculares con el pelo para oír música en clase. Un compañero mío, muy heavy él, no tenía muy claro el concepto de disimular la acción, porque movía la cabeza todo el tiempo y de vez en cuando cantaba soltando algún gruñido ininteligible. La profesora terminó pensando que tenía síndrome de Tourette y lo dejaba en paz.

Bueno, cuando estás harto de parecer Pedro Erquicia, descubres el cello o cualquier otra marranada parecida para sujetar el cable. Pero no mucho tiempo después el cello se pudre o lo que sea que le pase (no tengo muy claro qué ocurre) y se convierte en algo raro y pegajoso que atrae toda la porquería que tienes en el bolsillo. Es entonces cuando, sintiéndolo mucho, decides por fin comprarte unos auriculares nuevos y guardas los antiguos en una caja: “Por si acaso, como aún se escucha por uno de ellos…” Que es como dedicarse a recopilar zapatos izquierdos, porque como sólo tienes hecho puré el derecho… Es curioso lo que pasa con esa caja. Allí terminan todos los auriculares jubilados y, poco a poco, siguiendo un inexplicable proceso similar al que hace que uno de ellos deje de funcionar, se van enredando entre ellos. Es como si intentaran perpetuar la especie de alguna forma, sabedores de que es su última oportunidad. Cuando un buen día añades más auriculares a la caja, compruebas que aquello se ha convertido en un entramado completamente indivisible con el que puedes irte a pescar meros tranquilamente.

Por fin vas a la tienda y, entre los que te enseña el dependiente, tratas de esquivar por todos los medios esos que son retráctiles y muy majos, pero que tienen el cable tan corto que te obligan a adoptar la posición Jorobado de Notre Dame. Te quedas con unos después de sopesar tu decisión durante un rato. No son demasiado caros pero tienen pinta de ser de los buenos. De los que, por lo menos, acaban en la caja-cementerio de auriculares. Sales de la tienda, abres el embalaje de mala manera porque quieres oír música y en este momento, con las prisas, puedes perder las esponjitas que algunos auriculares traen. Si esto sucede, pasados unos días notarás que el interior de las orejas te duele cada vez más, pero nunca pensarás que es por los auriculares: “no, no puede ser por eso: venían sin esponjitas”. De todas maneras, las esponjitas nunca duran. O te las manga un amigo, hermano, primo (y mejor que sea así como ahora vamos a ver) o se pierden. Pero claro, se pierden de una en una. Que si se perdieran las dos de golpe, vale, el mal ya está hecho, pero si es una, tienes que decidir si tiras también la otra y te enfrentas a la vida como si estuvieras dentro de un vídeo de Bon Jovi (el dolor de oídos que producen las dos cosas es parecido) o vas alternando la esponjita superviviente entre el auricular derecho y el izquierdo. Como esto último sólo lo hace la gente rara y paranoica, te decides por la primera opción. Conclusión: las esponjitas de los auriculares son una mierda.

Lo normal nada más estrenar los auriculares nuevos, es que compruebes que prácticamente no se oyen. Por mucho que subas el volumen, unos auriculares nuevos nunca tendrán tanta potencia como los anteriores. Aunque sean mucho más caros. Eso si uno de ellos no produce un zumbido muy desagradable que, a veces y sólo a veces, desaparece con el tiempo. Ya ha quedado claro que los auriculares son muy caprichosos. El caso es que te da vergüenza volver a la tienda porque te has pegado media hora para quedarte con unos que te han costado cinco euros, de manera que, a partir de aquí, sobrevives como puedes. Hasta que vas a dar con unos auriculares medianamente decentes, de los que sobreviven más de un mes. Y una tarde, cuando llegas a casa, se te ocurre pensar: “Vaya, es increíble lo que me están durando estos auriculares.”

(escuchando: PJ Harvey - Send His Love to Me)

13 comentarios:

ne dijo...

x eso yo siempre los compro en los chinos, se joden a la semana, pero que un euro te dure toda una semana, pues es un milagro

ya tengo el vídeo, en breve habrá visionado, preferís en la bajera para que lo vea más gente?

ya me dirás

muak

budoson dijo...

¡Oh! ¡Formidable! Necesitaré copias para mis representados. Y otra para mi, claro XD Estaré esperando instrucciones.

redcap dijo...

Pensé que era el único. Yo tb tengo mi cementerio de auriculares, xq a mi tb me da pena tirarlos (supongo que tengo principios del Síndrome de Diógenes). Pero yo he llegado más lejos, alguna vez he intentado emular a Frankestein creando unos auriculares con cachos de otros rotos. Lógicamente nunca ha funcionado la idea, eran atentados contra la electrónica. Pero no desisto, xq se que algún dia, algún día... Mmmuuahhh aahhh aahhh!!!(risa malvada, muy malvada).

PD: Los de los chinos son baratos, pero suenan como el culo. Merece la pena gastarse agún eurillo más. A mi me gustan los que amplifican los bajos, y desde que he descubierto los in-ear, bufff tengo los tímpanos "abrasaos".

budoson dijo...

XDDDD (risa malvada, Sídrome de Diógenes, emular a Frankenstein y todo eso). Yo ahora mismo estoy en la etapa zumbido-muy-desagradable.

ne dijo...

las copias llegarán más tarde, de momento visionado y papeleos (cesión de derechos y eso, ya tu sabes)
a ver si puedo pasarme el jueves o el viernes a la tarde por la bajera y se puede ver

muak

budoson dijo...

¡Perfección! Mándame un mensaje o lo que sea cuando vayas a ir y yo aviso a los interesados.

Anónimo dijo...

Todo eso por no hablar de la diferencia de sonido que hay entre tus nuevos auriculares y los anteriores, siendo la calidad de sonido de los nuevos invariablemente inferior a la de los antiguos hasta 4 o 5 días después de su estreno.

budoson dijo...

Yo creo que nunca alcanzan la calidad de sonido de los anteriores y nos vamos acostumbrando a escuchar la música cada vez más baja y con menor calidad. O eso, o los auriculares me están dejando sordo, que puede ser oiga, puede ser.

redcap dijo...

Como diceeeeeeeeeee???

redcap dijo...

Yo desde que uso auriculares he notado que, aparte de ir más empanado por la calle, estoy perdiendo oido.
He leido alguna vez algo al respecto y por lo visto al llevar auriculares digamos que al oido se lo das todo hecho por lo que no se tiene que molestar en "buscar" sonidos y se vuelve "vago".

Al final todos sordos, ya lo veréis.

budoson dijo...

Joder. Algo sospechaba yo... pero interesante eso que dices, redcap. Ah, el fascinante mundo de los auriculares...

Rut dijo...

¡Que vuelva el walkman!

Comprate unos cascos de los de dj, que esos no molestan y fardas un montón.

budoson dijo...

El walkman... Cuando de tanto escuchar una cinta fuera del grupo que fuera terminaba convirtiéndose en noise... Y cuando se oía la otra cara de fondo al revés... Aquello si que eran atmósferas. Hay que hablar de las cintas y los walkman.