Travis era muy inteligente. Verdaderamente observador y sociable. Por la mañana, de camino al parque, analizaba cada particularidad a su alrededor y sacaba conclusiones. Todos esos seres humanos enormes, que se movían torpemente y hacían cosas, las luces, los edificios, la intensa combinación de olores. Llevaba tiempo intercambiado opiniones sobre estos y otros asuntos con los demás perros del parque. Esa mañana, como siempre, su dueña le lanzó una pelota para que fuera a buscarla, pero en vez de hacerlo, Travis se sentó. Giró su cabeza y la miró directamente a los ojos. Con una mirada llena de determinación. Como diciendo: “No. Ya no.” La Perrolución acababa de empezar.
Este relato colabora con el proyecto "Escríbeme una ilustración" de Clara Varela. Echa un vistazo a su blog.
(Escuchando: Mercury Rev - People are so unpredictable`[there's no bliss like home]
6 comentarios:
Qué imaginación!
Buena historia a partir de esa imagen!
Saludos!!
Ya lo estoy viendo. Nos esclavizarán y nos obligarán a traerles las zapatillas y el periódico! Muy bonita también la ilustración, buena pareja hacen
A mí a veces también me parece que están disimulando. Me gustó.
A las pebarricadas!!!
Gracias, Sucede. Te debo varias visitas. Sin falta.
Me alegro de que os haya gustado a vosotros también, enmalestado, Sibreve.
Me encanta el término Perrolución. MUCHO.
Si no recuerdo mal, el relato se construyó solo en cuanto se me ocurrió el término.
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