-¿Te acuerdas de mí?
Claro que me acordaba. Para empezar, seguíamos viviendo uno enfrente del otro y nos cruzábamos a menudo.
-Vamos, te invito a algo.
Vale. Conozco esos arranques absurdos, pero después del sábado viene el domingo y lo mismo que me acordaba de él, recordaba por qué habíamos dejado de hablarnos. De todas formas, bebimos, rescatamos historias que teníamos olvidadas, nos reímos y, bueno, creo que arreglamos las cosas. Hasta que me terminé lo mío y le pegué el puñetazo más fuerte que pude. Le dije:
-Yo tampoco me lo esperaba.
Entonces me fui de allí.
Claro que me acordaba. Para empezar, seguíamos viviendo uno enfrente del otro y nos cruzábamos a menudo.
-Vamos, te invito a algo.
Vale. Conozco esos arranques absurdos, pero después del sábado viene el domingo y lo mismo que me acordaba de él, recordaba por qué habíamos dejado de hablarnos. De todas formas, bebimos, rescatamos historias que teníamos olvidadas, nos reímos y, bueno, creo que arreglamos las cosas. Hasta que me terminé lo mío y le pegué el puñetazo más fuerte que pude. Le dije:
-Yo tampoco me lo esperaba.
Entonces me fui de allí.
(Escuchando: Alain Caron - Val C)
2 comentarios:
Enorrrrrme..
¡Gracias!
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