El autobús que traslada al último dependiente de videoclub
de la provincia de Ávila
avanza sobre el firmamento de cristalitos incrustados
en el oscuro asfalto
que centellean bajo el sol.
Un séquito de pájaros
sobrevuela la carretera ofreciendo una hermosa exhibición aérea
que el paleto observa melancólico a través de la ventanilla
al tiempo que un senegalés que recoge espárragos
levanta la cabeza haciendo visera con la mano
y contempla el paso del convoy,
sospechando
quizá,
que está siendo testigo de algo que se acaba,
que allí va un sujeto en vías de extinción.
Movido por un extraño impulso
echa a correr hacia el vehículo agitando sus brazos,
tan grande es la emoción que le ha invadido de pronto.
El último dependiente de videoclub de la provincia de Ávila
atraviesa la yerma meseta castellana
y siempre quiso estudiar bellas artes,
pues empleó buena parte de su niñez
copiando los dibujos de la Biblia ilustrada que le regalaron
el día de su primera comunión,
pero el peso de varias generaciones de artesanos del vídeo
se interpuso en su camino.
Viaja el buen dependiente a la capital
en busca de ideas para reflotar el negocio,
depositario de una tradición familiar que se remonta
a la aparición de Robocop en VHS.
No habrá llamada para confirmar la llegada.
El anciano padre,
el hombre que le enseñó todo lo que hay que saber sobre el rebobinado,
recibirá en cambio el aviso de la Guardia Civil
notificándole que,
a pesar de los intentos de un inmigrante que se encontraba en la zona
por impedir lo inevitable,
el autocar que transportaba
al último dependiente de videoclub de la provincia de Ávila
se ha precipitado por un barranco.
El conductor cuadruplicaba la tasa de alcoholemia.
(Escuchando: :Wumpscut: - Gabi Grausam)
1 comentario:
Es muy difícil encontrar una voz con tanta potencia como la tuya. Sacudes muy duro, enhorabuena, me encanta.
Publicar un comentario