Víctor se reclina en su silla,
pasa una pierna sobre la otra,
coloca un cigarrillo entre sus labios
y lo enciende.
Entorna los ojos con la primera calada
y como siempre,
se imagina
ofreciendo ruedas de prensa.
Gesticula con afectación
mientras responde a los periodistas de su mente.
«Pasé por momentos difíciles,
pero en ningún momento dudé de que al final lo conseguiría»,
musita.
«Tirar la toalla nunca fue una opción».
El Víctor que da entrevistas
ya no es el Víctor que daba entrevistas
cuando Víctor tenía veinte años.
Ni es el Víctor que daba entrevistas
cuando Víctor tenía treinta.
El Víctor que daba entrevistas
cuando Víctor tenía veinte años
es el Víctor actual,
con la salvedad de que el Víctor actual no da entrevistas.
El Víctor que da entrevistas ahora
es prácticamente un anciano.
Víctor se toma su tiempo.
Le queda cada vez menos.
(Escuchando: Faith no more - Separation anxiety)
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