2/6/14

una plegaria extraterrestre

Mucho me temo que vienen a rescatarme
Antonio Hinojosa cruza lentamente la cocina en albornoz ante los atónitos ojos de su mujer y sus tres hijos, atraviesa la puerta que da al jardín y penetra en el cono de luz que se proyecta sobre el césped. Alguien le llama por su nombre. Lleva años rogando por que llegue este momento. Construyendo sin descanso pequeños dispositivos para poder enviar un mensaje más allá de las estrellas. Una petición formal de ayuda. Una oportunidad para escapar de su miserable existencia. Lejos de una familia que no le respeta. Antonio se eleva. Se eleva un poco más. Un metro por encima del suelo. Asciende. Más lento ahora. Algo más lento. Baja la cabeza. Su mujer le agarra por el tobillo con una mano mientras coge con la otra la mano del mayor de los niños, que, a su vez, coge la del mediano que coge la del pequeño. La cadena se despliega en medio de la noche. Antonio Hinojosa conoce perfectamente esa mirada. La conoce desde mucho antes de que se casaran. 
—Hasta que la muerte nos separe. Eso fue lo que prometiste —dice ella. 

(Escuchando: Pet Shop Boys - Heart)

1 comentario:

Luisa Hurtado González dijo...

Me ha dado pena de Antonio, esa es la verdad.
Por otra parte, ¿cuántos prometieron lo mismo y después...?
En fin, que me ha dado pena, porque ha tenido que trabajar y mucho para llegar a tener esa "oportunidad" y todavía...