11/6/14

lo frágil

Se ovilla sobre las baldosas frías y comienza a temblar. El presbítero ha perdido la fe durante su sermón. Ante cientos de feligreses. Una revelación puede funcionar en ambas direcciones. El sonido de las sirenas antiaéreas precede al de las bombas ahí fuera. La gente corre a esconderse en los refugios. No hay forma de hacer entrar en razón al pastor. Se quedará allí. Perecerá con el templo si es que está escrito. Su lugar es éste después de todo. La ciudad amanece devastada. A excepción de la iglesia, que se mantiene intacta. El hombre sigue dentro abrazado a sus rodillas. Un monumento al abandono de toda certeza. 

 (Escuchando: Herbert Weixelbaum - Enjoy The Silence)

1 comentario:

Luisa Hurtado González dijo...

Él es el primero que cayó, antes que la ciudad incluso.
Y sigue ahí para contarlo, para saberlo, para sentirse para siempre: caído, vencido, ganado... y solo. También eso.