Con nuestro mecánico de confianza recorrimos medio mundo durante varios años. Hasta que se enamoró de una libanesa y se quedó a vivir con ella. Esto fue al principio. Nos dio pena, porque éramos amigos pero, ¿qué podíamos hacer? Consagrados a la entomología como estábamos, viajábamos continuamente en nuestro jeep y necesitábamos un sustituto. Que, por suerte, no tardamos en encontrar. Nos habíamos acostumbrado a hacerlo así. A tener siempre cerca a alguien que pudiera sacarnos de un desierto si algo fallaba. Este segundo mecánico, excelente persona también, estuvo con nosotros unos pocos meses. Abrió un taller en Kirkuk y tuvimos que continuar sin él. El siguiente nos duró algo más. Pero en un viaje por Canadá, entró en el baño de un restaurante en Manitoba y no volvimos a verle.
Sería muy tedioso detallar nuestra relación con todos y cada uno de los operarios que nos acompañaron durante más de cuarenta años. Fueron muchos. Treinta al menos. Y muchas las ciudades en las que nos despedimos de ellos. Manaus, Lubango, Surgut, Manila, Yulara. Despedirnos en el mejor de los casos, porque la misteriosa desaparición de nuestro tercer mecánico en Manitoba no fue la única. “Deserciones”, llegamos a pensar. Incluso tuvimos un episodio de combustión espontánea. Me cuesta mucho creerlo, pero también me cuesta mucho creer lo que ha pasado durante estos últimos días. Ésa terminó siendo la única explicación posible.
¿Es una casualidad que las naves estén aterrizando precisamente en todas esas ciudades? Me parece que no. Y no podemos contárselo a nadie. Al menos por ahora. Cuando sepamos qué es lo que pretenden puede que alguien nos comprenda. También puede que tengan que culparnos y entonces, sin duda, juzgarnos. Hasta que llegue ese momento, no puedo dejar de darle vueltas a lo más sorprendente de todo: aunque nunca dejamos de buscar un mecánico competente, y lo encontramos en cada uno de ellos, el coche jamás nos dio el más mínimo problema.
(Escuchando: Bat for Lashes - Horse and I)
2 comentarios:
Exuda la sabiduría de siempre contar con un mecánico.
Lo extraterrestre es meramente paranoia al estilo del día.
El relato posee agradable dinámica, te provoca preguntar si existe Kurcuc y la neurosis post reencarnatoria.
Kurcuc no sé, pero el ejército kuruc existió, y luchó contra los Habsburgo de qué manera.
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