Tiene las paredes de su habitación llenas de notas de papel en las que apunta los nombres de las personas que le han ofendido y la manera en que le han ofendido. Para poder acordarse de que le han hecho daño de verdad. Porque el enfado le dura sólo un rato. Se le pasa rápido. El rencor nunca llega a cristalizarse. El odio le es completamente extraño. Y eso, —se dice— eso no puede ser. Bah, pero muchas noches se despierta y tira todas las notas. Se le pasa rápido.
(Escuchando: Bat for Lashes - Trophy)
4 comentarios:
Creo que el resentimiento muchas veces es eso, un papelito con un nombre y un hecho ya sin importancia. Lo interesante está en poder sacarle la carga emotiva.
Me encantó el micro, está muy bien logrado.
Gracias, Lucas. Y bienvenido.
¡El honor! Se puede vivir (dificilmente) sin cojines de terciopelo o sin albornoz, pero el honor es cuestión vital. Cuando alguien nos insulta es importante recordarlo para odiarle en silencio y tramar planes que nos permitan ser mejores personas y a la vez dejarle muy claro a ese inútil que jamás debió habernos tachado de rencorosos.
Perro con monóculo, te quiero en mi equipo.
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