Alberto Montoya salió del cine liberado. Contento y esperanzado. Ahora veía las cosas desde una perspectiva mucho más optimista. Durante los últimos años de su vida, una serie de extraños pensamientos intrusivos se estaban colando en su mente. No tenía ni idea de la causa de su problema, pero recordaba cómo había empezado. De un día para otro. Imágenes de personas que conocía empezaron a desfilar a través de de su entramado neuronal. La peculiaridad es que las cabezas de todas estas personas habían sido sustituidas por las de osos de peluche. Puede parecer absurdo. A Alberto Montoya también se lo pareció al principio, pero despertarte en mitad de la noche después de haber soñado que te lo montas con una chica con cabeza de osito de peluche, es una broma de mal gusto. Centros comerciales atestados de ositos con cuerpos familiares, salas llenas de ojos de plástico negro que le miraban fijamente mientras daba una conferencia. Fantasías recurrentes en un cerebro acostumbrado a darle demasiadas vueltas a las cosas. Pues bien, uno de los personajes secundarios de la película que acababa de ver, sufría exactamente el mismo desorden que él. No se lo podía creer. No estaba solo, otros libraban una batalla similar. Sabía que en algún lugar del mundo había alguien que le comprendía, tal vez un grupo numeroso de gente que… un momento. Un momento. Alberto Montoya había aparecido contando su caso en un programa de televisión centrado en trastornos mentales poco comunes. Oh, mierda. ¿Cabía la posibilidad de que el guionista de esa película hubiera visto el programa? Joder. Sí, claro que existía esa posibilidad. Oh, mierda. Joder.
(Escuchando: Angelo Badalamenti & David Lynch - Just you)
4 comentarios:
No he podido evitar evocar a Sam Neill riendo como un poseso viendo la nueva y deslumbrante película "En la boca del miedo", justo al final de "En la boca del miedo" al leer este inquietante microrelato.
Entrañable elección musical esa que has hecho.
Jajaja. Que mala es la soledad!!!
Saludos desde el aire.
Gracias por la mención hermano DeQuiur!
Muy amables por pasaros y comentar. No os lo vais a creer pero me parece que hoy he soñado con osos de peluche. Ay, ay, ay.
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