Todo el mundo sabía que era una mujer bala. “Te has vuelto a tropezar, ¿no?”, le preguntaban irónicamente cuando veían los moratones de sus brazos. “¿Por qué te haces esto?”, repetía constantemente su marido. Pero ella no iba a dejarlo. Aunque no la entendiesen, aunque fuera lo último que hiciera. Una noche preparó todo para el gran viaje, ya no podía más. Todos pudieron oír el estruendo del cañonazo. Por la mañana, la vidriera de la fachada de la iglesia de Zacel, un pueblo a 150 kilómetros, apareció destrozada, y muchos bancos astillados y desplazados. Mientras, la mujer bala volvía a nacer en el hospital rural. Empezaba de cero.
(Escuchando: Ennio Morricone - La Resa Dei Conti)
4 comentarios:
Perfecto.
Me gustó mucho, y el final, más.
Un abrazo, Bud
Hum, pues esta vez discrepo con Torcuato. A mí me da la impresión de que la estructura está un poco rara, como demasiado acelerada: has querido meter muchas ideas en pocas palabras y la lectura no es fluida, sino a trompicones. Creo que quedaría mejor si el texto fuese algo más largo y narrases con calma.
Bueno, como siempre, esta es sólo mi opinión.
Un beso :)
Sí, A. estoy completamente de acuerdo contigo, pero era lo que había. De todas maneras, ¿qué derecho tenemos tú y yo a contradecir a T.? Sí él dice que es perfecto, por mi está bien :-)
Gracias a los dos.
Sí, tienes razón, derecho ninguno, jejeje.
Un besito
:)
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