Si hay algo que no se le puede echar en cara a Sam Mendes es que se repite en sus películas. Lo mismo rueda una (magnífica) de gángsters, como saca a relucir los trapos sucios de la América más estirada o disecciona la búsqueda en común de la felicidad por parte de una pareja. En cierto sentido, Un lugar donde quedarse, establece alguna analogía con su predecesora, Revolutionary Road, pero el planteamiento es radicalmente distinto. Ésta es una historia cálida y amable con aires de cinta independiente. Aunque también hay una pareja que busca, en último término, la felicidad (¿no es ése el sentido de la vida?). Burt (John Krasinski; Jim en la serie The Office) y Verona (Maya Rudolph; puede sonarte de la no tan disparatada Idiocracia), se enfrentan a la responsabilidad de tener un hijo, pero cuando están a punto de convertirse en padres, ocurre algo. Los inminentes abuelos se van de la ciudad. A Europa. Suelen hacer cosas de ese tipo. Con ellos desaparece el sistema de apoyo con el que contaba la pareja. Entonces Burt y Verona deciden marcharse también. El lugar en el que viven no les gusta demasiado y pueden partir de cero y buscar el mejor ambiente para criar a su hijo. Desde este momento la historia se transforma en una road movie paternal salpicada de lugares y personajes de todo tipo. En Phoenix se encuentran con Lilly y su peculiar familia. De ahí pasan a Tucson, donde les espera la hermana de Verona. La ruta sigue. Llegan a Wisconsin, pero la prima de Burt hace que se den cuenta de que tienen que seguir adelante. En Montreal viven unos antiguos compañeros de universidad que parecen arreglárselas bastante bien con sus hijos. Nada más alejado de la realidad. Al final, comprenden que lo único importante para construir el hogar perfecto no es el sitio. Son los padres. El matrimonio formado por Dave Eggers (hay muchas ganas de ver Where The Wild Things Are, adaptada por él) y Vendela Vida se encargan del guión.
Esta reseña aparece en el número de este mes de la revista online FilmConductor.
(Escuchando: Skunk Anansie - Charlie Big Potato)
2 comentarios:
Yo a Sam Mendes le he acabado por coger una considerable manía, casi como tanto aprecio le tengo a su Señora. De hecho ya en Revolutionary Road ella me parece la única que entendió de verdad el texto. Eso sí las ganas de ver Where the wild things son comunes.
Es que su señora es mucha señora. Ya en Criaturas Celestiales estaba estupenda. (Bueno, aparte de que la mujer esté bastante estupenda de por sí).
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