Cielos, cómo brilla hoy el valle. Es el Día de Los Espejos. El pueblo se llena de ellos y, cuando cae la tarde, la gente sube a una colina para ver el efecto de la puesta de sol sobre sus casas. Algo impresionante. Es una tradición muy arraigada aquí. En cuanto oscurece, comienzan los preparativos para la próxima vez. Los niños no entienden por qué tanto trabajo en torno a unos espejos que se cuelgan una vez al año, pero los adultos tienen que mantenerse ocupados. Si no lo hacen, pueden empezar a pasar cosas desagradables. El valle es un lugar muy aislado.
(Escuchando: Constants - Identity of indiscernibles)
8 comentarios:
Tremendamente original. Me ha gustado mucho :)
Pues muy amable. Y sobre todo gracias por seguir pasándote y comentando.
Inquietante
¡Eso está bien! Y te digo lo mismo que a A., C.
Queremos continuación de esto. Da para más. Exigimos más.
Bueno, me lo plantearé, a ver si sale algo.
Ya voy atando hilos... leí esto antes de comentar chez Acuática, sin saber que Bu2on eras tú, bueno pues aprovecho para darte las gracias por pasar a saludarme, decirte personalmente que tu relato era original y coincido en lo inquietante... puede ser el principio de una peli de miedo. Por cierto, recuerdo que cerca de un pueblecito italiano al que en invierno no daba el sol levantaron un espejo gigante para que rebotara la luz sobre él.
Saludos
Bea
Efectivamente. Conocía la historia del pueblo ese (de hecho tenga la noticia guardada en alguna parte) y la cosa empezó por ahí. Bienvenida, monaguilla ;-)
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