El hombre lucía una inquietante sonrisa en todas las fotos. Inquietante porque en algunas podía vérsele en primera línea de batalla o dentro del campo de concentración en el que permaneció hasta que terminó la guerra. Se llamaba Timchenko y estaba tranquilo porque sabía cuándo iba a morir. Había tenido un sueño. Conservó la misma sonrisa hasta la última foto, Hamburgo liberada. Pero el anciano que aparecía en su visión no era él. Era un patriota que prefirió saltar por la ventana antes que doblegarse frente a los Aliados. Y fue a caer encima de Timchenko segundos después de que le hicieran aquella foto final.
(Escuchando: The White Stripes - Jolene)