Cuando Jesucrito volvió
estábamos todos durmiendo.
Ahora vive en un cajero debajo de mi casa.
No sé cómo se llama.
Está viejo y cansado.
A veces lee la Biblia
y piensa que no entendimos nada.
Enseguida se dio cuenta de que esta vez
no iba a ser como la primera.
Esta vez iba a ser mucho más difícil.
No hay milagros que hacer,
no hay enfermos a los que curar,
no hay nadie a quien pueda enseñarle nada,
no hay nadie que quiera matarle,
y ha empezado a olvidar quién es.
Ya no habla, sólo observa.
Esperando que pase algo.
(Escuchando: The Meteors - Corpse grinder)
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