Viéndote caminar,
sólo quien te conoce
sabe que esos hombros frágiles
tienen que ser muy fuertes
para soportar los ataques
de una guerra que estás perdiendo
detrás de tus ojos.
Y aunque al final del día
te sientes muy pequeña,
y estás encogida,
y no puedes levantar la cabeza
por el peso de un cuerpo
que no pesa nada,
cuando te levantas por la mañana
eres un poco más alta que los demás.
Así que
duerme ahora, somnonauta,
que los ejércitos invencibles
que lideras en tus sueños
necesitan a su guía.
(Escuchando: El Columpio Asesino - Perlas)
2 comentarios:
Cojonudo, tío, me ha encantado.
Esperaba una crítica más sanguinaria de un prepotente iracundo, pero me alegro de verdad de que te haya gustado.
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