Claudia Sendón nació con una extraña anomalía. Una particularidad de la que no existen antecedentes en la historia. Un verdadero caso único. Desajuste estacional, dijeron. Nació en invierno. Invierno en el exterior, verano en su interior. Cuando llegó la primavera, vivió su primer otoño interno, y cuando llegó el verano, su primer invierno. Conforme fue haciéndose mayor, no era raro verla triste y pálida un agradable primer día de vacaciones de junio si dentro de ella estaba nublado y hacía frío y estaba a punto a llover. De la misma forma, cualquier oscuro domingo de octubre o noviembre podía convertirse en una radiante mañana de mayo. En esos días, eran los demás los que estaban tristes y ella sonreía y desprendía una luz diferente al resto. Entonces, si te tocaba o estabas lo suficientemente cerca, podías escuchar el rumor de arroyos frescos corriendo por las montañas, sentir una brisa cálida en la cara y oler todas esas flores que se abrían.
(Escuchando: Trent Reznor & Atticus Ross - She reminds me of you)
3 comentarios:
Me encanta este planteamiento. Un cuento no necesita narrar grandes acciones para funcionar.
Además, este cuento permite ser entendido metafóricamente de diversas maneras. Y todas ellas resultan sugerentes...
Me alegra que te haya gustado, Narrativa. Y sobre todo me alegra que te dé para varias metáforas. Porque generalmente suele haberlas.
Agradable y refrescante resultó leer éste desajuste.
¿Qué será lo que nos ajusta como grupo; nuestra inteligencia o nuestros temores?
Hay algo mal en lo social que permite que el sistema nos rija.
Quizás al que hay que crearle una conciencia es al que se vende como fuerza represora para impedirnos ser libres.
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