La cajera me pide la tarjeta de cliente
y me fijo en Por el Camino de Swan, de Proust,
que está al lado de la caja.
Meto mis cosas en bolsas
mientras me imagino
que las cajeras del hipermercado,
después de trabajar,
cogen sus coches y se van a beber algo
y a hablar de cosas de las que
supuestamente
no hablan las cajeras.
Cuando salgo de allí,
pienso que lo más posible
es que la cajera tuviera ese libro al lado de la caja
porque algún cliente lo ha devuelto.
De todas maneras, quién sabe.
y me fijo en Por el Camino de Swan, de Proust,
que está al lado de la caja.
Meto mis cosas en bolsas
mientras me imagino
que las cajeras del hipermercado,
después de trabajar,
cogen sus coches y se van a beber algo
y a hablar de cosas de las que
supuestamente
no hablan las cajeras.
Cuando salgo de allí,
pienso que lo más posible
es que la cajera tuviera ese libro al lado de la caja
porque algún cliente lo ha devuelto.
De todas maneras, quién sabe.
(Escuchando: Cycle - You talk too much!)
2 comentarios:
Pues sí, como bien dices, quién sabe. Me ha gustado tu texto.
Saludos desde www.papirowebxia.com
Me alegro de que te guste. Antes me daba por fijarme en algunas cajeras, ahora me da por fijarme en lo que tienen al lado de la caja. Voy a echar un ojo a tu blog.
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