A principios de 1986, el bajista Andy Rourke encontraba una nota en su coche que decía que ya no formaba parte del grupo, el guitarrista Johnny Marr empezaba a estar harto de las tonterías de Morrissey y, a pesar de que The Queen is dead ya estaba completado, problemas con la discográfica no permitieron que saliera a la calle hasta junio de ese mismo año. Era el principio del fin. Con todo, el tercer disco de los Smiths se encaramó rápidamente al segundo puesto de las listas británicas. Aunque a uno se le olvidan estos datos desde la inicial “The Queen is dead” (precedida por un fragmento de una canción popular durante la Gran Guerra), hasta la conclusiva “Some girls are bigger than others”, pasando por “I know it’s over” (canción más melancólica de la Historia según una encuesta realizada por la BBC), “Cemetry gates”, “Bigmouth strikes again”, “Vicar in a tutu” o (¡oh!) “There’s a light that never goes out”, y lo único que se cuestiona es: ¿quién es mejor, Marr tocando la guitarra o Morrissey escribiendo letras? Porque el cantante podrá tener muchas cosas (y de hecho las tiene), pero nadie va a negarle un lugar destacado en el olimpo de los letristas de la música moderna.
Esta reseña debería aparecer en el nº 3 de la revista PANYMÚSICA que sale hoy mismo a las calles barcelonesas.
(Escuchando: Modest Mouse - March into the sea)
2 comentarios:
Un señor disco.
Muy original el estilo de las reseñas, me gustan, con esos apuntes no estrictamente musicales. Claro que nunca he sido lector muy asiduo de reseñas...
Muy simpático por su parte, como siempre. Bueno, en realidad yo tampoco soy un gran lector de reseñas. ¿Conoce a los Modest Mouse? Johnny Marr lo sigue haciendo igual de bien.
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