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Pauli estaba muy interesado en realizar esta investigación, pues él mismo había experimentado en multitud de ocasiones la incertidumbre que produce reconocer una sincronicidad y no poder explicarla racionalmente. Tan singular era su vinculación con estos hechos que sus conocidos empezaron a denominarlos "efecto Pauli". Pero Jung también pudo comprobar en primera persona estos extraños juegos acausales:
"La mujer de un paciente mío de cincuenta y tantos años me contó una vez en una conversación coloquial que, cuando murieron su madre y su abuela, se congregó, ante las ventanas de la habitación de las fallecidas, un gran número de pájaros, cosa que yo ya había oído contar más de una vez a otras personas. Cuando el tratamiento de su marido estaba a punto de concluir porque había desaparecido la neurosis, le aparecieron unos síntomas leves que yo atribuí a una afección cardíaca. Lo remití a un especialista que, tras el primer examen clínico, me comunicó por escrito que no le había encontrado nada que fuera motivo de preocupación. Cuando mi paciente regresaba a casa tras esta consulta (con el informe médico en el bolsillo), se desplomó de repente en plena calle. Cuando lo llevaron a casa moribundo, su mujer ya estaba inquieta y asustada porque, al poco rato de haber marchado su marido al médico, se había posado en su casa una bandada entera de pájaros. Como es natural, inmediatamente recordó los similares sucesos que habían tenido lugar a la muerte de sus parientes, y se temió lo peor." (C. G. Jung)
(escuchando: The Raveonettes - Hallucinations)