Pues sí, sí, de vez en cuando uno va caminando por la ciudad y se encuentra con cosas dignas de ser mencionadas en este blog olvidado, por lo menos. Subía yo por la calle con la peculiaridad que me caracteriza (léase empanamiento) y cuando me pongo a la altura de una joven y feliz familia formada por una honorable madre, un honorable padre y su honorable criatura (niña, en este caso) de no más de tres años, hete aquí que el padre, por lo que sea, un mal día en el trabajo, una deuda que no puede pagar o cualquier otra preocupación más o menos importante, le ruge, honorablemente, a su hija: "¡trae el puto bolso, mecagüendios!"
mientras le arranca, eso mismo, el bolso, de las manos. A la niña no se la ha ocurrido mejor réplica que echarse a llorar mientras la madre miraba como acostumbrada. Y, no sé, uno no entenderá de pedagogía ni tiene derecho (o valor) a intervenir en el asunto, pero, qué quieres que te diga amable lector, se me ha helado la sangre.(escuchando: Nine Inch Nails - Terrible Lie (sympathetic mix)