11/9/16

bendito

Borracho que anoche en el Dcode, mientras esperaba mi turno frente a un servicio portátil, saliste corriendo de él mirando a tu espalda con el gesto de espanto más puro que yo haya visto jamás reflejado en un rostro, te acercaste a mí, ya sí, con ojos vidriosos y sonrisa alcohólica para confiarme: «Que no, ¿eh? Que es una broma, que no hay nada», cuando las cosas se pongan jodidas de verdad (y créeme hermano, se van a poner) pienso acordarme mucho de ti y de tu magia.