-¡Imbéciles!
Se hizo el silencio en el callejón. Nicolás cerró los ojos en el instante en el que el primer pandillero se aproximaba. Intentó concentrarse y esperó. Cuando volvió a abrir los ojos, los cinco gamberros perseguían a sus amigos. ¡Habían pasado de largo! En ese momento, una gigantesca grúa cayó sobre él. Todavía no había llegado al capítulo en el que el Dr. Sirius explicaba que la invisibilidad iba acompañada de un proceso de imantación. Tampoco pudo leer que el efecto no era reversible si el sujeto estaba muerto, por lo que nunca encontraron el cuerpo del muchacho.
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