29/4/13

la forma de las cosas que están por venir

Víctor M. empezó su carrera como escritor por donde muchos otros escritores terminan la suya: redactando sus memorias. Con 29 años no tenía en realidad demasiado que contar, y eso, claro, es un problema importante cuando quieres escribir tus memorias. A él le traía sin cuidado, porque lo que estaba tomando forma en su cabeza no eran unas memorias al uso. Eran unas memorias futuras. Una relación de recuerdos todavía inexistentes. Como no tenía ni idea de cuáles podían ser, se los inventó. Conociéndose más o menos bien y tratando de ser realista (y optimista, a pesar de todo), escribió varios cientos de páginas en las que intentó imaginar cómo iba a ser el resto de su vida. Para su sorpresa, descubrió un panorama ciertamente sugestivo repleto de curiosas revelaciones.
 
Aunque no albergaba demasiadas esperanzas, envió el manuscrito a una editorial que (cosa rara) decidió publicarlo. Vendió unos pocos ejemplares, y luego vendió algunos más. Hasta que sus contramemorias se convirtieron en un éxito. Un éxito descomunal. Esto trajo consigo extrañas consecuencias que se manifestaron a los pocos meses. En el libro se hablaba de un viaje que iba a hacer a Cracovia. Como ya lo tenía planeado, siguió adelante con su programa y se marchó unos días a la capital de la llamada Pequeña Polonia. Lo que se encontró allí no entraba dentro de sus planes. Cientos de personas le buscaban por las calles, por las plazas, por los palacios. Era absurdo. No podían saber quién era. No podían reconocerle, no era tan famoso. Con la salvedad de que sí lo era. Y en la Basílica de Santa María, alguien le reconoció. Fue la última vez. A partir de este momento, nunca más volvería a saberse nada de Víctor M.
 
Los seguidores de su obra le esperaron en el café donde iba a conocer a su mujer, hicieron guardia ante el hospital donde iban a nacer sus hijos y fueron al cementerio donde iba a ser enterrado. En vano. Si había cambiado de aspecto, si estaba escondido, si había muerto; nadie pudo asegurarlo jamás. Entre todos aquellos fanáticos, moviéndose igual que los demás, yendo a los mismos sitios, un hombre habría llamado la atención de unos ojos atentos. Pues parecía más interesado en seguir con su propia vida que en seguir la vida de Víctor M.
 
Este relato quedó finalista en el I Concurso de Microrrelatos ELACT.
 
(Escuchando: Portishead - The Rip)

25/4/13

tenía los ojos bonitos

Tenía los ojos bonitos cuando se despertaba,
pero empezaban a perder algo en cuanto se levantaba.
Conforme iba avanzando el día,
lo de los ojos se le pasaba.
 
(Escuchando: Kyuss - One inch man)

18/4/13

fermincienta

—¡Calla y arregla de una vez la cisterna del váter, que gotea!
Suficiente. Ésa era la última vez que aquella hedionda masa adiposa a la que había amado le ninguneaba. La última vez que la cruel mujer que vivía en el sofá rodeada de restos de comida le faltaba al respeto. Fermín fue a por su caja de herramientas, sí, aunque con intención de coger una llave inglesa lo suficientemente grande como para partirle el cráneo en dos de un solo golpe. Armado y resuelto, atravesó el pasillo, pero antes de llegar a desembocar en el salón, hizo una paradita en el baño para ver qué le pasaba a la cisterna.
 
(Escuchando: Beastie Boys - Putting shame in your game)

11/4/13

gente poco corriente

—Y tú para de leerme la mente, maleducado.
—Pero si yo no…
—Claro que tú sí. ¿Crees que eres el único que puede hacerlo?
Alicia se volvió hacia su novio y retomó la conversación.
—Querías contarme algo, ¿no?
—Un momento. ¿Quién era ése?
—Un telépata. Solía salir con ellos.
—¿Entonces tú…?
—Sí, yo también puedo leer la mente.
—¡Joder! ¿En todo este tiempo no…?
—…no te he dicho nada porque hasta hoy tú no vas a decirme que ves el futuro. Además, ya lo sabías. Y sabes tan bien cómo yo que no es eso lo que va a terminar con lo nuestro.
 
(Escuchando: The Jesus and Mary Chain - Never understand)

8/4/13

un capricho

Tener ganas de vomitar. Ganas de verdad. Que te apetezca hacerlo, vamos. Un antojo. Un capricho.
 
(Escuchando: Gluecifer - It won't be)

4/4/13

un profesional

—Que se arrime un poco más al borde de la cama —le susurró Gary D’Angelo a su ayudante de dirección sin atreverse a mirarle. Éste ya había trabajado en varias cintas con él, así que sonrió y transmitió la orden a la actriz principal.
—Muy bien… Ahora —aquí Gary se sonrojó—, el joven debería eyacular sobre los senos de ella —y se tapó la cara con las manos.
D’Angelo (en realidad se llamaba José Luis Aristizábal, había nacido en Hernani y estaba licenciado en Filosofía por la Universidad del País Vasco), era un hombre extremadamente tímido, pero sus películas porno siempre recibían el aplauso del público y de la crítica.

(Escuchando: Havalina - Música para peces)

1/4/13

las noticias de la carpeta con el símbolo de playboy: que si quieres a rolf, katharina

 
¡Claro que sí, Rolf! Muy bien hecho. ¿Qué se habrá creído esa puta? Ojo porque Eden ofrece un pastizal (o lo ofrecía en 2007, que es de cuando data la noticia) a aquella señorita que tenga la fortuna de despertarse a su lado si por lo que sea él muere una noche de éstas. ¿Voluntarias?
 
(Escuchando: Havalina - El estruendo)